Smart cities, revisión de más de 20 años transformando ciudades y territorios
Cuando recibimos la llamada del Instituto de la Construcción de Castilla y León para invitarnos a impartir una ponencia técnica en la quinta edición del congreso IT+3R organizado por esta entidad, director Felipe Romero nos lanzó una pregunta inspiradora: ¿qué fue de las smart cities? Ello nos dio pie a una interesante conversación sobre qué ha pasado con los despliegues de los sensores urbanos. Unos sirven… y otros parece que no tanto. Unos los usamos y no nos damos cuenta, otros están ahí y no consiguen hacernos la vida más fácil.
La realidad es que existe un ingente potencial en el Gobierno del Dato de estos proyectos, tanto para los ciudadanos como para el sector empresarial. Estamos construyendo enormes bases de datos, y toda esta información debería revertir en una mayor calidad de vida de las personas… por no hablar del retorno de la inversión.
Porque si nos preguntamos ¿qué tienen en común Google Glass y Pokémon Go? La respuesta es sencilla: ninguno de esos proyectos cambió el mundo. No lo hicieron, aunque era lo que se hubiera esperado de ellos. Las tecnologías subyacentes (realidad aumentada, realidad virtual y sistemas de geolocalización) siguen siendo prometedoras y sin duda, útiles, pero todavía no han llegado a impactar significativamente en la sociedad. Quizá su importancia radica en que han sido un paso intermedio necesario hacia algo realmente disruptivo que aún no ha llegado. Quizá tenemos que ver así las smart cities, y ser conscientes de ello para definir objetivos ambiciosos, pero alcanzables, alineando expectativas e inversiones.
En el caso de las ciudades inteligentes no podemos “echarle la culpa” de no avanzar más deprisa a la tecnología. La tecnología está lo suficientemente madura para que pudiéramos salir a la calle y ver en la pantalla de nuestro móvil (o en el parabrisas de un Tesla) una capa de realidad aumentada sobre la modelización en 3D de la ciudad que nos indicase un desvío por un corte por obras o un accidente que acaba de producirse, o una alerta sugiriéndonos visitar una sala de exposiciones que nos cae de paso en nuestro trayecto, gracias a que una aplicación se ha conectado con nuestra agenda y ha visto que tiene un hueco libre y que tenemos esa sala marcada como “favorito” en nuestro Google Maps. O, por qué no, alertarnos de una promoción 3*2 en un producto habitual en nuestra cesta de la compra en el comercio del barrio (lo ha visto en los movimientos de nuestra tarjeta).
Repasemos brevemente de dónde venimos y dónde estamos, antes de mirar al futuro para dibujar a dónde queremos ir.
Recorrido de las políticas de ciudades inteligentes
Las iniciativas de la Comisión Europea para la política de cohesión 2014-2020 ya perseguían impulsar políticas urbanas integradas para mejorar el desarrollo urbano sostenible con el fin de reforzar el papel que desempeñan las ciudades en el contexto de dicha política de cohesión. “Como principio básico, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) debe apoyar el desarrollo urbano sostenible a través de ESTRATEGIAS INTEGRADAS que afronten los retos económicos, medioambientales, climáticos y sociales de las áreas urbanas” (art. 7, párrafo 1 del Reglamento FEDER).
Dicho esto, no parece existir un consenso respecto al concepto de “ciudad inteligente” o de los elementos mínimos que han de estar presentes en una ciudad para que pueda ser considerada como tal. Puede convenirse que la aplicación de las TIC para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y asegurar un desarrollo económico, social y ambiental sostenible son elementos comunes a todas las definiciones. Por otra parte, el concepto exige una nueva relación con ciudadanos, turistas, proveedores y trabajadores públicos basada en la transparencia, la rendición de cuentas, el adecuado uso y consumo de los recursos y la identificación temprana de necesidades.
El Plan Nacional de Ciudades Inteligentes seguirá la definición propuesta por el Grupo Técnico de Normalización 178 de AENOR (AEN/CTN 178/SC2/GT1 N 003):
“Ciudad inteligente (Smart City) es la visión holística de una ciudad que aplica las TIC para la mejora de la calidad de vida y la accesibilidad de sus habitantes y asegura un desarrollo sostenible económico, social y ambiental en mejora permanente. Una ciudad inteligente permite a los ciudadanos interactuar con ella de forma multidisciplinar y se adapta en tiempo real a sus necesidades, de forma eficiente en calidad y costes, ofreciendo datos abiertos, soluciones y servicios orientados a los ciudadanos como personas, para resolver los efectos del crecimiento de las ciudades, en ámbitos públicos y privados, a través de la integración innovadora de infraestructuras con sistemas de gestión inteligente.”
Es decir, una smart city es un sistema complejo e interconectado que aplica las nuevas tecnologías para gestionar de forma más eficiente los servicios municipales, en toda su extensión del transporte, recursos energéticos y ambientales, la seguridad pública, el comercio y la participación ciudadana.
En lo que respecta a la construcción y desarrollo urbano sostenible, los nuevos modelos de ciudades inteligentes brindan oportunidades hace más de una década. Desde COTESA allá por el 2006 hemos visto incubar las smart cities (cuando aún no se habían bautizado así a las ciudades inteligentes) como proyectos promovidos por la AGE a iniciativa de colectivos profesionales entre los que se encontraban los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, el Consejo General del Notariado y el propio Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos, que pedían acceso a información del Catastro y del mercado inmobiliario, para presentar por internet las declaraciones de obra nueva con asignación de la referencia catastral. De ahí surgieron los proyectos GeoPista y posteriormente LocalGIS para mejora de la gestión de pequeños y medianos ayuntamientos sobre la base de la cartografía digital del territorio, en concreto del callejero, el catastro y el urbanismo, Plan General o el Planeamiento. Pero en aquellos tiempos no se pensaba en el ciudadano, habitante de la ciudad, como destinatario de esa innovación; e trataba de meras aplicaciones de gestión para el profesional y/o de administración electrónica para los funcionarios.
El Plan Nacional de Ciudades Inteligentes (v2, julio 2015) persigue contribuir al desarrollo económico, según recoge la Agenda Digital para España, aspirando a que el peso del sector industrial en el PIB español sea del 20%, según queda recogido en el Programa Nacional de Reformas del 2014 y en la Agenda para el Fortalecimiento del Sector Industrial en España.
Para ello se enfoca hacia la consecución de dichos objetivos de aportación de las TICs al PIB, mejora de eficiencia y eficacia de la gobernanza de las Entidades Locales. Y, como objetivo táctico, Impulsar la estandarización, regulación y normativa de las Ciudades Inteligentes.
La consideración de ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia entre las principales Smart cities del mundo según rankings internacionales es de sobra conocida. Citaremos otras tres, Santander, Salamanca y Villanueva de la Serena, por sus peculiaridades diferenciales:
Smart Santander: ciudad de tamaño mediano que ya en 2013 se posiciona como “referente” al desplegar 12.000 sensores fijados en farolas de la calle, en los techos de los autobuses urbanos o debajo del asfalto, para controlar miles de movimientos y recoger datos que registran desde la contaminación en el aire hasta dónde se encuentran plazas de aparcamiento libres. La experimentación científica y la gestión inteligente del tráfico rodado estaban entre sus aplicaciones más directas y aspiracionales. Y más recientemente, en “Ciudad Santander” se han desarrollado canales de comunicación directa con el Ayuntamiento de Santander, informando de sucesos, subiendo fotos y publicando comentarios para el servicio municipal correspondiente (proyecto CRM Ciudadano en cuyo desarrollo participamos) o el despliegue de sensores para avanzar en la definición de la Zona de Bajas Emisiones.
En Salamanca, la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (EDUSI) TORMES+, es impulsada por el Ayuntamiento en 2015 ) para la cohesión social y económica de barrios desfavorecidos. La puesta en valor del río Tormes y sus riberas se enfrenta a retos demográficos, sociales, económicos, ambientales y climáticos del espacio Tormes+.
Actualmente desde COTESA estamos colaborando en el desarrollo de la ‘Plataforma de gestión y verticales Tormes+’ para implantar una plataforma de ciudad, un Sistema de Información Geográfica y un Portal de Datos Abiertos, así como aplicaciones inteligentes para los huertos urbanos, aparcamientos en superficie y corredores verdes, y aplicaciones para dispositivos móviles, éstas últimas con la finalidad de dar protagonismo a la ciudadanía en el uso de estos servicios inteligentes.
Un tercer ejemplo es el proyecto Villanueva Smart City promovido por Villanueva de la Serena. La primera iniciativa dentro del Plan Nacional de Ciudades Inteligentes de la Agenda Digital para ciudades mayores de 20.000 habitantes que ve la luz en el 2017 y se pone a disposición de los ciudadanos por Red.es, dependiente del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital.
La visionaria iniciativa tuvo como objetivo crear un entorno más amable para ciudadanos y visitantes del municipio, al tiempo que alcanzar un mayor bienestar social a través del uso de las tecnologías, crear un municipio más eficiente y sostenible, favorecer el desarrollo económico y empresarial e incrementar el ahorro y la calidad en la prestación de servicios públicos.
Las actuaciones desarrolladas por COTESA se han traducido en la elaboración de un portal de datos abiertos, la creación de un sistema de información geográfica municipal, el diseño de una aplicación móvil para el ciudadano y la administración, una solución de smart parking o estacionamiento y pasos de peatones inteligentes para favorecer la movilidad y una herramienta para la monitorización de consumo y CO2 para gestión de la eficiencia energética.
Estas soluciones permiten a los vecinos participar en los procesos de gestión y control del ayuntamiento, y promueven la comunicación y el intercambio de información con la administración municipal.
Vistos estos ejemplos, finalizamos este viaje a vuelo de pájaro en nuestros días. En abril del 2021 se publica en el BOE mediante resolución de la Entidad Pública Empresarial Red.es el Convenio con la Red Española de Ciudades Inteligentes para el impulso de la promoción del modelo de ciudad y territorio inteligente entre las entidades locales. De esta forma, en noviembre del 2022 el MINECO destina 78 millones de euros para 28 proyectos de dichas EELL, al que se adhieren ciudades para desarrollar proyectos como Sevilla Smart Accessibility & Tourist & Events’, ‘Smart Costa del Sol’, ‘Gijón IN: Ciudad Innovadora, Inteligente e Integradora’, ‘Cáceres Patrimonio Inteligente’, o siguiendo su estrategia, ‘Santander Smart Citizen’.
Por supuesto, nos centramos en ciudades pero se podría hablar de iniciativas públicas que extrapolan este concepto “smart” a territorios, islas, edificios, puertos, estaciones, destinos turísticos (iniciativa DTI que SEGITTUR ha impulsado desde su presidencia en un Comité Técnico de AENOR)… Y llegamos al concepto del gemelo digital “sin costuras” en el que también estamos trabajando en la actualidad en el Geoportal de Madrid, y que empieza a ser demandado por organismos como ADIF en los retos incluidos en su reciente publicación de un proceso de Consulta Preliminar al Mercado y en el que COTESA y TECOPYSA, nuestra ingeniería, hemos participado.
Para continuar con este análisis en nuestro siguiente post abordaremos el tema. De la ciudad inteligente a la “ciudad de los datos” ¿Hasta dónde se puede llegar con la ciudad de los datos?